Factores que influyen
En personas portadoras de ciertas alteraciones genéticas, determinados factores ambientales, pueden alterar la respuesta del sistema inmunológico desencadenando la enfermedad.
La edad de presentación de la enfermedad suele ser variable, siendo diagnosticada con más frecuencia entre los 15 y 35 años o a partir de los 60 años. También puede presentarse en edad pediátrica, cuyo diagnóstico está aumentando en la actualidad.
Este aumento de la incidencia pediátrica, puede estar relacionado con una reducción de la exposición a infecciones durante la infancia, debido a las mejoras en la sanidad de los países industrializados; lo que resultaría en una pobre maduración del sistema inmune de la mucosa intestinal y conduciría a una respuesta inmunológica inadecuada frente a exposiciones futuras a agentes infecciosos.
TABACO
Uno de los factores de riesgo más estudiados y más influyente es el tabaco.
Crohn
La mayor parte de los estudios han encontrado una asociación directa entre el riesgo de padecer Crohn y el consumo de tabaco, de manera que los fumadores habituales y ex fumadores, especialmente si son mujeres, tienen un riesgo mucho más elevado de desarrollar la enfermedad a lo largo de su vida, pudiendo llegar a duplicarse o quintuplicarse este riesgo en cada uno de los respectivos casos.
El hecho de continuar fumando una vez diagnosticada la enfermedad, convierte al tabaco en un potente efecto adverso en la evolución de la misma, causando en los pacientes fumadores un mayor número de
brotes, más diarrea, mayor presencia de fístulas, un elevado número de ingresos hospitalarios, una mayor necesidad de tratamiento, un mayor número de intervenciones quirúrgicas y un mayor riesgo de recurrencias postquirúrgicas de la enfermedad; en comparación con los pacientes que dejan de fumar una vez diagnosticados o con los pacientes que nunca han fumado.
El abandono del hábito tabáquico ha sido ampliamente investigado en cuanto a su repercusión sobre la enfermedad de Crohn, observándose que dejar de fumar disminuye drásticamente el riesgo de desarrollar la enfermedad a partir del 4 año de abandono, incluyendo una reducción del número de recaídas, de la necesidad de tratamiento inmunosupresor y del riesgo de reaparición de la enfermedad tras la cirugía.
Apesar de que el tabaco es de los factores de riesgo más importantes y el único sobre el que actuar de manera directa para reducir el riesgo de padecer la enfermedad y controlar su evolución, el porcentaje de pacientes con enfermedad de Crohn que consigue abandonar su consumo es demasiado bajo.
Por lo tanto, es importante que bajo un diagnóstico de enfermedad de Crohn el paciente, especialmente si es mujer, sea consciente de las repercusiones que para su salud y calidad de vida puede suponer el seguir fumando y plantearse hasta qué punto le compensa mantener este hábito tan poco saludable. En caso de necesitar ayuda para dejar de fumar, tanto el médico de cabecera o el especialista ofrecerán al paciente, toda la información necesaria para su abandono y le proporcionarán la ayuda y el apoyo que necesite.
CUCI
En el caso del CUCI, en la actualidad se acepta que el consumo de tabaco es un factor “protector” frente a la Colitis Ulcerosa, observándose que los pacientes con CUCI fumadores presentan una evolución más moderada de la enfermedad en comparación con los pacientes con CU no fumadores, y que incluso la actividad de la enfermedad se incrementa en aquellos fumadores con CUCI cuando éstos dejan de fumar.
También se ha analizado la posible relación entre el tabaco y la CUCI en niños expuestos en el ambiente familiar al humo del tabaco, observándose que aquellos niños expuestos a un ambiente de fumadores tienen menos riesgo de desarrollar un CUCI que los niños cuyos familiares no fuman.
INFECCIONES REPETIDAS
Otro factor de riesgo a considerar en el desarrollo del Crohn, puede ser el padecer infecciones repetidas, sobre todo durante la infancia, causadas por agentes infecciosos como las bacterias Mycobacterium aviumparatuberculosis (presente en el ambiente y que puede inhalarse o ingerirse, causando diarrea y dolor abdominal), Campylobacter (responsable de infecciones alimentarias) o Yersinia (ingeridaa través de alimentos contaminados y causando fiebre, dolor abdominal y diarrea, en ocasiones con sangre); o incluso infecciones por agentes víricos como los citomegalovirus (una variante del virus del herpes) o los rotavirus (causantes de las gastroenteritis víricas comunes), etc.
En el caso del CUCI, haber padecido determinadas infecciones gastrointestinales con anterioridad, concretamente infecciones por bacterias como Salmonella sp. (se transmite por contacto directo o por contaminación durante la manipulación y procesado de alimentos, y causando diarrea, fiebre y dolor abdominal
y de cabeza) ,Shigella sp. (surge a consecuencia de una contaminación fecal-oral y puede causar diarrea, fiebre, náuseas y vómitos) y Campylobacter sp. (responsable de infecciones alimentarias y causando fiebre, dolor abdominal y diarrea).
Esta asociación entre la EII y las infecciones intestinales sugiere que los cambios en la microflora intestinal normal (debidos a la infección) desencadenan el comienzo de un proceso inflamatorio crónico en personas genéticamente predispuestas.
FARMACOS
No se han encontrado asociaciones claras entre el consumo de determinados fármacos, como los anti-inflamatorios no esteroideos (AINEs) y la presencia o recurrencia de la EII; sin embargo, en algunos pacientes se han observado recaídas de la enfermedad tras el consumo de diversos AINE, por lo que es importante considerar la administración con precaución de estos fármacos.
En lo que respecta a los anticonceptivos orales (AO), parece ser que existe una ligera relación entre el consumo de los mismos y la manifestación de la enfermedad; sobre todo si el tratamiento con AO implica altas dosis de estrógenos y tratamientos prolongados (más de 5 años).
DIETA
Algunas investigaciones apuntan a que una dieta rica en azúcares, hidratos de carbono refinados, y con bajo consumo de frutas, verduras y fibra puede aumentar el riesgo de desarrollar Crohn, aunque no existen datos suficientes para confirmar que algún componente de la dieta pueda estar relacionado con el riesgo de padecer enfermedad de Crohn.
Por otro lado, se ha observado una posible relación entre el consumo de determinados tipos de aceite y de aceite reciclado y el CUCI.
En lo que respecta al consumo de lácteos, algunas investigaciones apuntan a la existencia de una relación entre la sensibilidad a las proteínas de la leche de vaca durante la infancia y el desarrollo posterior de CUCI; además de apreciarse una ligera mejoría en la sintomatología de la enfermedad tras la retirada de la dieta de la leche y de las proteínas lácteas en general.
En pacientes con CUCI se ha demostrado que el consumo de dietas ricas en fibra ayuda a mantener inactiva la enfermedad, espaciando la aparición de brotes. Los ácidos grasos omega 3 (presentes en altas concentraciones en el aceite de pescado), presentan un gran poder anti-inflamatorio; por lo que los pacientes con CUCI con una mucosa intestinal inflamada, se pueden ver beneficiados con una dieta rica y combinada de estas sustancias.
APENDICECTOMÍA Y AMIGDALECTOMÍA
Puesto que el apéndice y las amígdalas son órganos del sistema linfoide intestinal, con un importante papel en el sistema inmunológico intestinal, se piensa que su extirpación puede actuar como factor protector en los casos de Colitis Ulcerosa. En algunos casos se ha observado que la extirpación quirúrgica del apéndice antes de los 20 años de edad en aquellos casos de apendicitis aguda, supone un factor protector frente al desarrollo de CUCI. En algunas situaciones se ha utilizado la apendicectomía como tratamiento de la Colitis, aunque es una práctica que entraña cierta controversia.
ESTRÉS
Algunos estudios apoyan el hecho de que el estrés puede repercutir desfavorablemente en el CUCI, aunque no se puede afirmar con seguridad que sea una causa directa de aparición o desencadenamiento de un brote de la enfermedad.
Fuente:
EducaInflamtoria http://www.educainflamatoria.com/